Cuando un bebé sufre de reflujo gastroesofágico llora, está irritable, no duerme bien, etc.
Es una situación muy molesta para el propio bebé pero también muy angustiosa para los papás y las mamás que no consiguen consolarlo ni dejar que vomiten con frecuencia.
Es un trastorno muy común y que puede alargarse en el tiempo. Aunque se considera como un problema transitorio en la mayoría de los casos.
Normalmente los tratamientos recomendados son: posturales, medicamentosos, alimenticios e incluso quirúrgicos. Pero hoy en día disponemos de otras armas de actuación también desde la fisioterapia.
Así que si tu bebé regurgita a menudo, no esperes demasiado y consulta a un fisioterapeuta especializado en niños que seguramente podrá ayudar a mejorar esta situación.
Algunas recomendaciones para el manejo diario son:
- Alimentarlo en posición vertical.
- Evitar la sobrealimentación.
- No alimentar al bebé de nuevo después de que regurgite. Espere hasta la próxima toma.
- Consulte con su pediatra para ver si el bebé está tomando biberones con la cantidad apropiada o está lactando durante la cantidad apropiada de tiempo. Para los lactantes alimentados con fórmula, se puede espesar el alimento con cereal de arroz.
- Ayudar al bebé a expulsar los gases.
- No moverlo ni agitarlo después de la alimentación.
- Mantener al lactante erguido durante por lo menos 30 minutos después de las comidas.
- Acostarlo hacia el lado derecho.
- Inclinar la cuna, levantando más desde la cabecera.
- Evitar pañales y cinturones elásticos apretados.
- Evitar la exposición al humo del tabaco.
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